Martes, 29 de julio de 2008
“Hay amores que se hacen resistentes a los daños, como el vino que mejora con los años” canta Shakira, sin tongonearse esta vez, pero con un sentimiento profundo con el que gime por su “amor en los tiempos del cólera”. Nadie podía expresarlo mejor.
“Hay amores que se hacen resistentes a los daños, como el vino que mejora con los años” canta Shakira, sin tongonearse esta vez, pero con un sentimiento profundo con el que gime por su “amor en los tiempos del cólera”. Nadie podía expresarlo mejor.
Viene a cuento la paradoja, porque apartado en esta lejanía, de lo cotidiano de la pequeña política tan llena de pequeñas y grandes mezquindades, y en medio de estos inviernos blancos de días eternos, da tiempo, a quien tiene que esperar para ver espigar el maíz o destetar los lechoncitos, para pensar en lo que nos queda por hacer cuando se reciba la pesada herencia, de este paso de los bárbaros por el poder, que dejarán solo escombros del Estado nacional venezolano.
Como los daños que fecundan el amor en Shakira, está surgiendo desde las profundidades del alma nacional una nueva raza de gente, que desprecia con asco la haraganería de los burócratas corruptos y a su corte, que en manada esperan la mesada del oprobio bajo formas de comisiones obscenas, dádivas y otras canonjías inmerecidas.
Producir y vivir, en un mercado distorsionado al extremo por la inflación desatada, con un tipo de cambio artificialmente bajo, pero con divisas inaccesibles por ser administradas con criterios de penalización y favoritismos politico-clientelares, es para ser soportado por gente de heroísmos cotidianos, que si sabe cuanto cuesta ganarse cada Bolívar y de lo cual no tienen noción quienes, nadando en billete que llueven de la corrupción, carecen de la menor idea del valor del dinero bien ganado.
Acabo de renunciar a colocar los amortiguadores delanteros al carrito de una hija, porque me piden un millón ochocientos mil, mas doscientos mil la mano de obra. El sueldo de dos meses de un medico de hospital , por unos amortiguadores… ¿tiene sentido esta economía chavista? Bueno, si funciona… para quienes son mantenidos sin trabajar en una situación de menesterosos o para quienes igual les da que le pidan también veinte millones por esos amortiguadores, porque saquean cifras ya fantásticas del tesoro publico por vía de las comisiones.
Trabajar y producir en un país donde, para hacer papaya la vida de los amigos del régimen, se condena a la mayoría de la población a esforzarse el doble, para no verse arrastrada a las calamidades que genera el caos de la gestión de gobierno, ha dado por resultado que se está preparando silenciosamente, en las profundidades del quehacer económico-social al país, esa pleyade de innovadores que se crecen en la crisis, la escasez, el control de divisas, el ingenio para extender las redes comerciales, etc. y todo lo que quedara en pie por su solidez, cuando falle la ubre fiscal, que exprime el malandraje chavista, sin medida ni clemencia -como decía aquel bolero-pasillo, “Ódiame” de Julio Jaramillo.
No nos alegremos sin embargo tan rápido, porque en realidad son dos Venezuelas que coexisten y enraízan sus hábitos sociales. Desde el lado positivo celebramos como se sedimenta en mayor proporción, la cada vez mas competitiva y esperanzada, pero que lamentablemente se hace cada vez mas visible por el contraste con la que se erige y crece, cual cáncer linfático, la porción de trepadores, cultures de la vida fácil, el sablazo, la mordida, la chamba, el arrime, la de los alivios, el llegue, la manguangua en una palabra.
Conste que excluyo de ambos contingentes una gran porción de semi-ciudadanos a los que la vieja y nueva exclusión social, llevó a mantener la mano extendida hacia el presupuesto y ahora a las misiones, para poder sobrevivir esforzadamente. Pienso sobre todo en las mujeres llenas de hijos de la miseria social, que tiene color machista, a quienes llegan algunas de esas dádivas, que se hará irremediable seguir distribuyendo, durante una transición hacia un modelo que rearticule el tejido social basado en el trabajo y el ahorro.
Los daños causados por la quiromancia económica chavista pueden superarse con algunos años de economía abierta que generen competitividad masiva y sostenida.
La disciplina en el trabajo, p.e. renacerá, aunque no será fácil, porque no se trata, en esta etapa moderna del capitalismo global, de ganar la adhesión de los trabajadores por el chantaje del hambre, sino porque el premio a las altas remuneraciones y a la seguridad en su mas amplio sentido, vendrían acompañando a una economía liberada de la asfixia estatista y del populismo congénito de la legislación venezolana.
No deja de ser irónico pensar que para provocar un cambio drástico, en como deben enfrentarse los problemas del país, bastaría por ejemplo que el presidente de los venezolanos en lugar de resolver, con 300 millones de dólares, los problemas de vialidad del Beni y el Pando boliviano, enviara esos recursos al Táchira que padece, como muchos otros estados, de un colapso vial desde hace décadas.
El atronao que dirige el país anda, para nuestra mayor desgracia, con la pendejera de la “patria grande latinoamericana” y eso nos cuesta, sin exagerar entre 10 y 20.000 millones de dólares anuales, entregados a estados chulos, y cualquier cifra es imaginable, porque este sujeto acabó con toda sujeción posible al control de las cuentas nacionales, ayudado por el enjambre de vagos y vagas del anodino parlamento de culones y culonas (conquista de genero) que solo están allí ganando dinerales, para jugar a izquierdistas vengadores y vengadoras sociales (que papaya de revolucionarios) y emancipadores contra el imperio mesmo, que los mantiene, cancelando día a día la apestosa masa de dólares por el petróleo enviado puntualmente, mientras se les insulta como derrochadores de energía y calentadores del planeta…y de la pobreza que hunde a millones de compatriotas…cuanta hipocresía.
Sigue lloviendo…mueren los gusanos cogolleros… el maná petrolero sigue siendo distribuido por toda Latinoamérica. Se les hará llegar regalados, urea y abonos de nuestra petroquímica, heredada de la denostada cuarta republica, a todos los rincones del área PetroCaribe, pero no llegará a los agricultores venezolanos...
Lo se por experiencia…sacada de los frigoríficos, a las primeras lluvias, la semilla de papa se pudrió a mitad, esperando que llegara a las casas comerciales el abono indispensable, sin el cual no se obtendría ni siquiera el rendimiento para pagar los gastos…se dice que si hay abono, pero hay que bajarse de una mula muy alta…tan alta como la que te permite ser del clan de los surtidos por la soya boliviana… No importa carajo ya saldremos adelante.
Para conservar el optimismo aunque sea amargo, me viene a la memoria otra novela de Garcia Marquez, “El Coronel no tiene quien le escriba”…cuando su mujer le recriminaba por enésima vez, al coronel Aureliano Buendía, que las migajas que conseguían eran para alimentar al gallo de pelea, que era su único aliento de vida, en medio de la inútil eterna espera por la pensión de veterano de guerra, él respondió a la exasperante pregunta ¿Y que comeremos cuando solo quede para el gallo? “Mierda, respondió el coronel, pero el gallo no se vende”.
La Venezuela que resurgirá de los escombros de la economía vudú chavista, la fe sobre que recuperaremos el tiempo perdido, nos arrancará exclamaciones contra los partidarios de transarse con el régimen…antes de vender el gallo preferimos comer m
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